martes, 19 de mayo de 2015

SHASTA FAY.



Shasta se materializa en los pliegues de la palabra mágica de Sortilège. Thomas Anderson funde sendas imágenes y reserva un lado del encuadre para cada mujer. Shasta parece entonces crecer en la cabeza de Sortilège.









Shasta es convocada por la palabra que describe con precisión su atuendo; la vemos recortada sobre un fondo azul, literalmente out of past, primero una mancha informe, fuera de foco, que se va encarnando en luz, crece, gana vida y carne a medida que Sortilège se desvanece, abandona la imagen aunque no la palabra.



















A Doc lo encontramos tumbado, yacente, estático, con la mirada prendida de un mar que no vemos, bañado por un azul cargado de todos los valores posibles con que la tradición ha investido a este color (nostalgia, melancolía, romanticismo, ensoñación, idealismo, tristeza, etc.). El plano cenital crea la ilusión de que Doc se encuentra en un ataúd. Ciertamente es un muerto desde que Shasta se fue.

No es difícil imaginar que tiene a Shasta clavada en el pensamiento (he de confesar que la primera vez que vi la película, creí que Doc al verla preguntaba:"¿Eres un sueño?"; me pareció hermoso), de modo que al volver la cabeza en su dirección, diríase que su evocación se ha materializado.






Shasta ha avanzado hacia el primer término con la mirada fija en un punto que se orienta -sin llegar a converger -con el eje de la cámara. Sin embargo, cuando Doc repare en ella estará de nuevo junto al marco de la puerta, justo en el umbral, aguardando de nuevo a cobrar realidad al ser percibida (ser es ser percibido). Aguardando su licencia para cruzar el umbral e ingresar de nuevo en su vida. Este salto de raccord favorece un elemento esencial en la atmósfera de la película: la sensación de cierto desfase temporal y desubicación espacial de los personajes.







La horizontalidad y el estatismo de Doc contrasta con la verticalidad y el movimiento de Shasta. A esto se suma la dificultad de Doc para particular palabra frente al dominio del discurso que esgrime ella.











Shasta primero permanecerá inmóvil estribada en el marco blanco que queda a la derecha del encuadre, mientras que el azul del pasado permanece a nuestra izquierda, como si Shasta estuviera aún en el umbral entre los dos tiempos, un umbral que además, da acceso al cuarto que ella no cruza hasta ver la buena predisposición de Doc y su autorización tácita de dejarla entrar de nuevo en su vida. 










 Ganada la confianza de Doc, comienza a moverse en torno al sofá. Primero se dirige en línea recta, siguiendo el eje de la cámara para tomar un cigarrillo. Su rostro se oscurece de forma drástica a medida que se agranda, resultando amenazadora, dueña al fin de sus recursos; el cigarrillo en la boca le confiere una pátina de femme fatale, manipuladora y agresiva, en correspondencia con el gran tamaño del primer plano.









Ahora se aleja hacia la derecha del encuadre, donde recupera una proporción menor y absorbe de nuevo algo de luz para recuperar su aspecto vulnerable, para volver a recobrar el dominio y "encararse" con Doc.







Más tarde se mueve a la izquierda del sofá, envolviendo todos los flancos de Doc, impregnando con su presencia todo su campo de visión, saturando su horizonte, un horizonte del que ella nunca fue desalojada plenamente. Sale definitivamente del azul y entra en el ámbito la lámpara de mesa, el centro lumínico del cuarto, su lugar más luminoso, donde se sienta al fin; ligeramente escorado el cuerpo, girando la cabeza hacia Doc y ofreciendo el perfil, fijando la atención en el marasmo de sus emociones. Apareciendo definitivamente desvalida y necesitada de la ayuda de Doc.





















Este movimiento circular, envolvente que ha desplegado, remite al juego de la seducción hábilmente ejecutado mientras contaba su historia. La cuidada iluminación del plano matizará su rostro en correspondencia con la mudanza de sus visajes. Un completo y nutrido repertorio de  a través de los cuales Shasta irá rindiendo la escasa resistencia que encuentra en Doc.



Sin embargo, Shasta no es un personaje construido sobre el tipo de la mujer fatal clásica. Manipula a Doc pero no le miente y desde luego, no lo arrastra a la perdición.








No hay comentarios:

Publicar un comentario