sábado, 18 de mayo de 2013

SON LAS PEQUEÑAS COSAS...


Son las pequeñas cosas, cantaba Serrat.

Son estas pequeñas cosas. Son estas minúsculas alegrías que desprecian los teóricos desde su altura. Son estas grandes cosas que aprecian los que viven en las bajuras de las emociones vicarias que son las mismas emociones vicarias que nos alimentan a todos. Son tipos así, son tipos como el Cholo, un ejemplo de liderazgo desde la trastienda de la segunda clase deportiva, desde la humildad y el trabajo, desde el día a día, del partido a partido, de la lucha y el esfuerzo, del no bajar los brazos, del levantarse tras cada hostiazo e iban más de veinte hostiazos, y ahí estaban, los once gladiadores del Cholo que se sacudieron complejos y el pasado y el caché y se rompieron la cara contra la historia, contra la mediocridad y se alzaron con el trofeo.
Uno, nostálgico de épica y Aquiles.
Son estas pequeñas cosas las que nos permiten leer un partido de fútbol, qué cosa, en clave. El trabajo contra el capital, el trabajo contra los cientos de millones, el trabajo y el amor, sí, el amor a unos colores.
La fidelidad a una idea, si lo preferís.
Pero no es más que fútbol. No es más que una alegría efímera que en nada cambia el mundo.
¿Por qué se le pide al fútbol lo que no se le piden a otras diversiones, la literatura, el cine?
Mañana todo será igual, mañana seguiremos viviendo en este país gris y sin futuro, y seguiremos mandando currículos a Berlín o Iowa para huir del INEM, de la rapacidad de empresarios que pagan sus vacaciones con lo que legalmente nos adeudan, pero esta noche, esta noche nos iremos con las palabras de un hombre, Simeone: “Mañana, todos los niños llevarán sus camisetas del Atlético de Madrid con orgullo.”

Son las pequeñas cosas.

Viva el Cholo Simeone y viva el Atlético de Madrid.




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