viernes, 27 de agosto de 2010

Mis palabras vienen de lejos.

Nos escribimos para comprendernos...yo en mi caso para desconocerme, enajenarme, cultivar el olvido del yo...antítesis, nunca síntesis, a la dialéctica le sobra el desenlace, su clímax es forzado y se niega la posibilidad. El siglo XX renegó de Hegel por su afán totalizador, por si servidumbre al principio de identidad y su pretensión de asimilar lo diferente, lo refractario, de aplastar al disidente...venero de totalitarismos, nazismos y comunismos...La obra de arte es un fragmento que refleja el mundo, como una mónada, de forma parcial; el yo es un fragmento que refleja el universo desde su punto de vista, absurdo sería aspirar a una perspectiva total, nada deseable, por otro lado. Sí, en cambio, cambiar el punto de vista, traicionar la visión de nuestro ser local y temporal, impostar "otra visión", que otro mire con nuestros ojos...el Espíritu hegeliano, se enajenaba, salía de sus quicios, cuando se proyectaba en el objeto, término medio para asimilarlo en una síntesis superior...pero qué voluptuopsidad permanecer por siempe en el objeto sin que en el porvenir regresar al ser sea una opción...qué felicidad volverse loco y danzar junto a Dionisos por las frondas numinosas de la embriaguez y el éxtasis...Don't You, Mister Jones?

miércoles, 25 de agosto de 2010

Cada vez que me confieso me doy la absolución.

Aburrimiento de uno mismo, de pensar siempre las mismas cosas o ser pensado por ellas, que es lo más probable; en nada diefiere el pensamiento de las demás actividades fisiológicas, nos encadena como ellas, nos reduce y esclaviza, imposible sustraerse a él...somos pensados por una fuerza ignota que nos refleja dispensando la ilusión de autonomía....sujeto de mi pensamiento, sujetado a él...si él naufraga yo me hundo irremediablemente. Todos los días veo ahogados a los que su pensamiento zozobrante arrastró...ahogar el pensamiento y aferrarse a un pecio para no sucumbir...acaso ese pecio podría ser la sensación, el arrobamiento estético...el arte nos salva del pensamiento...momentáneamente, porque luego nos convoca a la reflexión y nos esposa a la escritura que nos condena a la inanidad perpetua sin indulto a la vista...aburrimiento de uno mismo...un carnaval continuo en el que ser cada día alguien distinto...confesor de la Reina, banderillero en Cádiz, boxeador en Detroit...por eso se crean los heterónimos, M. Teste, Ricardo Reis...Bob Dylan, torpes intentos de reinventarse, de esconderse bajo otro nombre al socaire de la superstición de que el nombre nombra al ser....don't You, Mister Jones?